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Donde Vuelan las Alas Salvajes
Los mejores viajes no solo nos marcan por lo que vemos, sino por la quietud y el asombro que despiertan en nuestro interior. Pocas experiencias capturan esa sensación con tanta fuerza como el avistamiento de aves en México, especialmente en las ricas y biodiversas regiones de Los Cabos, Mazatlán y San Miguel de Allende. Ya sea que usted sea un observador experimentado con una libreta bien usada o un principiante curioso con unos binoculares prestados, estos destinos le ofrecen oportunidades extraordinarias para presenciar los ritmos del mundo natural.
En Los Cabos, la península de Baja California se estrecha hasta convertirse en una impresionante fusión de desierto, océano y estero. A solo 30 minutos de los resorts Pueblo Bonito, el Estero San José del Cabo es un oasis verde protegido por la marea. Esta laguna de agua dulce, bordeada de juncos y sombreada por palmeras, es un santuario para más de 200 especies de aves residentes y migratorias. Al amanecer, podría observar la silueta delicada de un cigüeñuelo cuellinegro caminando entre aguas poco profundas como cristal, o escuchar el arrullo distante de una paloma aliblanca resonando entre los carrizos. Mantenga los ojos abiertos para ver colibríes de Xantus, una especie endémica que solo se encuentra en Baja California Sur, cuyas plumas esmeralda brillan con la luz del día. El estero está especialmente activo de finales del otoño a principios de la primavera, cuando las aves migratorias llegan desde climas más fríos para disfrutar del calor de la península. Ya sea que usted observe aves por su cuenta en Cabo San Lucas o reserve un recorrido ecológico guiado, la calma del estero lo invita a desacelerar y a escuchar con más atención su entorno.
Más al sur, a lo largo de la costa del Pacífico, y a tan solo 15 minutos de los resorts Pueblo Bonito en Mazatlán, encontrará un paisaje costero completamente distinto. Esta región es una parte clave de la Ruta Migratoria del Pacífico, una autopista migratoria para aves que viajan entre América del Norte y del Sur. Los manglares, marismas y lagunas interiores albergan unas 400 especies al año, incluidas más de 30 especies endémicas de México. A primera hora de la mañana, los humedales pueden revelar espátulas rosadas barriendo las aguas poco profundas con sus picos planos y rosados, o un garzón tigre completamente inmóvil. De noviembre a marzo, la población migratoria aumenta considerablemente, trayendo al área charranes, reinitas e incluso águilas pescadoras. Organizaciones como Birdwatching Mazatlán ofrecen recorridos guiados por expertos que le presentan a las aves de la región y su importancia cultural, además de los esfuerzos de conservación que se llevan a cabo para protegerlas. Estas excursiones suelen incluir una parada para desayunar o almorzar frente al mar, convirtiendo la salida en una aventura relajada que combina naturaleza y sabor local.
En las montañas del centro de México, San Miguel de Allende ofrece una experiencia de observación de aves completamente distinta: definida por la altitud, las floraciones estacionales y los senderos rurales. A unos 15 minutos del Pueblo Bonito Vantage San Miguel de Allende, en el centro de la ciudad, se encuentra El Charco del Ingenio, un jardín botánico y reserva natural donde se han registrado más de 200 especies de aves. Allí, los matorrales desérticos y las paredes del cañón enmarcan las siluetas de halcones en vuelo y zopilotes en círculos. En el arroyo, los papamoscas cardenales revolotean entre los mezquites y los saltarines cactus construyen nidos ordenados entre las espinas del agave para proteger a sus crías de los depredadores. Las mañanas suelen ser los momentos más activos, especialmente durante la estación seca, de noviembre a abril. En ciertos días, puede unirse al capítulo local de Audubon de México para una caminata guiada de observación de aves, una experiencia que combina conocimientos ecológicos con un movimiento pausado, en ocasiones casi meditativo. El sentido de comunidad es palpable, mientras locales y visitantes se reúnen con un asombro compartido por el entorno natural.
No importa en qué lugar se encuentre, el equipo que necesita es prácticamente el mismo. Lleve binoculares y una cámara para tener una buena vista y un bonito recuerdo de su experiencia, y nunca está de más tener a mano un sombrero para el sol, protector solar y una botella de agua reutilizable. El calzado cerrado es imprescindible, al igual que su sentido de curiosidad. Aplicaciones móviles o guías de bolsillo pueden ayudarle a identificar especies, pero a veces el mejor enfoque es simplemente observar, escuchar y esperar. Un aleteo. Un canto melódico. Un chapoteo en el agua. Estos son los momentos que lo harán sentirse completamente presente, mientras su espíritu se eleva.
Reserve su estancia en Pueblo Bonito hoy mismo. Al llegar, no olvide consultar con el concierge para obtener consejos sobre los mejores lugares para observar aves en la zona o para ayudarle a reservar un recorrido ecológico guiado con un operador de confianza.