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Descubra la Decoración Inspirada de LaFrida

LaFrida es más que un restaurante. Es una carta de amor a una artista icónica y un símbolo del orgullo nacional mexicano. Cada vela de cera, corazón de vidrio y Catrina vestida con esmero cuenta una historia impregnada del espíritu audaz de Frida Kahlo, una pintora mundialmente reconocida y querida cuya visión sin concesiones de la belleza, la cultura y la identidad sigue inspirando a generaciones. En Pueblo Bonito Sunset Beach, LaFrida es un festín para el paladar y los sentidos, con una generosa invitación a deleitarse con las creaciones de la Chef Anaisa mientras disfruta de música en vivo, las suaves brisas del Pacífico y el arte que adorna cada rincón.


Aquí, candelabros con cristalería hecha a mano proyectan sombras dramáticas sobre copas de vidrio soplado y vestidos bordados a mano. Pinturas inspiradas en el estilo distintivo de Kahlo decoran las paredes, mientras velas cuidadosamente derretidas crean un ambiente mágico y romántico. Al acomodarse en su silla de respaldo alto, tipo trono—una fusión de influencias coloniales españolas y europeas vintage—sentirá la presencia de algo más grande: una celebración cultural presente en cada detalle.


Conocida tanto por sus autorretratos provocativos y su introspección sin filtros, como por su feroz orgullo por la herencia mexicana, Frida fue una fuerza revolucionaria en el mundo del arte y más allá. Su estilo personal, profundamente arraigado en el atuendo tradicional, lleno de simbolismo, reflejaba su amor por el arte popular y su deseo de enaltecer la herencia precolombina.

LaFrida honra este espíritu no solo en su nombre, sino en cada elemento decorativo. El restaurante es una galería viva que bebe de la paleta vibrante de Kahlo y de su visión personal sobre la feminidad, la cultura y la importancia de definir su propia identidad. Desde su entrada, marcada por enormes velas en forma de corazón, LaFrida sumerge a los comensales en un ambiente tan rico y complejo como cada uno de sus platillos.

Cada rincón del restaurante cuenta una historia. En las mesas centrales y en los nichos de LaFrida destacan bellamente vestidas calaveras Catrinas, figuras esqueléticas típicas del Día de Muertos en todo México. Estos alegres homenajes a los antepasados ofrecen un guiño lúdico a la naturaleza de la vida y al espíritu humano perdurable.

Típicamente elaboradas en barro o papel maché y pintadas con colores teatrales, estas calaveras representan una tradición artística mexicana que data de siglos atrás. En LaFrida, aportan un aire de respeto histórico y un toque de picardía, reflejando los temas de dualidad—vida y muerte, belleza y dolor—que también permeaban la obra de Kahlo.

A lo largo de las paredes traseras, los comensales pueden apreciar versiones modernas de uno de los aspectos más llamativos de la imagen de Kahlo. En LaFrida, varios vestidos tradicionales Tehuanos se exhiben con orgullo sobre fondos en azul cobalto, un homenaje a su casa de la infancia y actual museo en la Ciudad de México: La Casa Azul. Este conjunto, originario del Istmo de Tehuantepec en Oaxaca, se distingue por sus bordados florales, corpiños de terciopelo y faldas de encaje.

Frida Kahlo usaba con frecuencia vestidos Tehuanos, adoptando este atuendo no solo como tributo a su herencia materna, sino como una declaración visual de orgullo feminista y cultural. En LaFrida, los vestidos expuestos son elaborados a mano por artesanos regionales y representan poderosos símbolos del conocimiento artístico que pasa de generación en generación, así como de la fuerza, el color y la profundidad cultural que Frida defendía.

Desde el techo y cerca de los vestidos cuelgan corazones de vidrio soplado que brillan como reliquias sagradas. A simple vista parecen decorativos, pero su significado es profundo. Cada corazón de vidrio en LaFrida está hecho con materiales reciclados, transformando botellas vacías del restaurante en símbolos luminosos de amor y transformación. Más que vidrio reutilizado, estas piezas son un recordatorio de lo que significa reimaginar lo que se ha dejado atrás.

Antes de siquiera tomar asiento, será recibido por un imponente candelabro en forma de corazón, iluminado con decenas de velas goteando cera. Esta instalación, colocada sobre un pedestal tallado, funciona tanto como altar como invitación. Su luz suave marca el inicio de una experiencia íntima y artística, perfecta para una cita romántica o una celebración especial. La cera derretida sobre la base esculpida captura la belleza efímera de una noche bien vivida: cálida y fugaz, pero grabada en la memoria.

Las pinturas en LaFrida impregnan el espacio con su espíritu. Retratos de Frida decoran las paredes del restaurante; en el más grande, aparece flanqueada por otras mujeres mexicanas con vestidos Tehuanos. Un marco con espejos titila con mariposas y luz, transformando una imagen icónica en un homenaje radiante. Estas obras no son originales de Kahlo, pero sí interpretaciones respetuosas y profundamente sentidas que celebran su legado.

En conjunto, estos elementos visuales forman un rico tapiz que refleja la misión culinaria del restaurante: elevar los sabores tradicionales mexicanos con sofisticación moderna y emoción profunda.

En este espacio, las historias se transmiten en cada bocado, en cada hilo de tela, en el resplandor de la luz y el brillo del vidrio. Cada detalle—desde los dobladillos bordados a mano hasta la cera de vela derretida—le invita a sentir, reflexionar y saborear cada segundo de su visita.

Reserve su escapada a Sunset Beach y viva la magia de LaFrida usted mismo.